Con tanto alboroto pues ni tiempo para esto.
Mi hermoso y cachetón hermano ganó plata en un nacional de matemáticas y pues uno orgulloso y dándole vuelta a presumirlo por todos lados (8 jejeje y aquí no me podía faltar xD
Pero bueno aquí les dejo el escrito del mes :3 tururururu no tengo ganas de escribir mucho de mi vida así que ñe...
Título: Cartas
Género: Drama, angustia.
Tipo: Oneshot
No. de palabras: 2.017
Cartas.
Es la 1 de la madrugada, la única luz que me da visión de
mi alrededor es mi computadora. Mantengo la música a un volumen que mis oídos
acepten pero que a la vez me saquen de la realidad. No puedo dormir y mi mente
no me ayuda. Tengo demasiadas ideas en la cabeza.
Sostengo una pluma y una hoja de papel. Intento plasmar
las ideas en esta, porque simplemente deseo contestar. Después de un mes he
decidido hacerlo, quito los audífonos de mis oídos y me siento frente a la
mesa. No hay nadie que me pueda interrumpir, en la casa no hay ninguna otra
alma más que la mía.
Coloco la punta de la pluma en la hoja, dispuesta a
escribir. Pero las palabras que llenaban mi mente tan solo unos segundos atrás
me abandonan. Maldigo por lo bajo, saco del cajón un sobre y deslizo la hoja
que está perfectamente doblada.
Leo por lo bajo, mi cara no tiene ninguna expresión a
simple vista cuando me dispongo a leerla. Pero si alguien me conociera
reconocería aquel pequeño tic sobre mi ceja izquierda o incluso el movimiento
rápido de mis pupilas.
“¿Hola?
Sé
que debes estar preguntándote la razón de esta carta. Debes estar odiándome en
estos momentos, lo sé pero por lo menos lee hasta el final.
Lamento mucho, en serio mucho, lo que te hice.
Sé que el haberme largado de aquella forma no fue la mejor manera de solucionar
todo esto. Pero vamos, tú y yo sabíamos que esto iba a empeorar. ¿Mis padres te
han buscado? Espero que no, creo que con esto que hice lo dejaron de hacer.
Perdón
por largarme al otro lado del mundo, créeme solo será un tiempo. Pienso
regresar por ti…”
La sonrisa que está sobre mis labios es sarcástica.
Volver por mí, si claro cómo no. Esta carta tiene más de dos años escrita al
igual que todas las hojas en aquel cajón, y hasta hace un mes me decidí por
leerlas. Estaba tan dolida ante su marcha que quería eliminar todo rastro de
él, pero vaya voluntad la mía que de estos pequeños papeles no pude deshacerme
a pesar de no haberlos leído.
No había lágrimas cuando las releías, solo sonrisas tan
fingidas que cualquiera se daría cuenta. Me muerdo el labio inferior mientras
mi vista está fija en un punto inexacto. Muevo la pluma entre mis dedos y las
palabras escritas vuelven a mi memoria.
“…¿No
me contestarás? Bueno creo que me lo merezco.
Ha
pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos ¿cierto? ¿Me extrañas? Yo lo
hago, de una forma casi enfermiza. Podría jurar que te vi en la tienda que esta
frente al lugar donde me quedo la semana pasada. ¡Dios! Solo él sabe cuánto te
extraño realmente.
Te
extraño tanto que a veces quisiera mandar todo al demonio e ir por ti en
cualquier momento… Pero sé que si lo hago todo esto no habría funcionado y
nuestro sufrimiento sería en vano...”
Hablaba de manera en que me sonaba a manada. ¿Él
sufriendo? ¡Por supuesto y yo todavía me chupo el dedo! ¿Qué si lo extraño?
Cada segundo de mi vida, por desgracia a pesar del odio que pude llegar a
sentir por él cuando supe de su huida mi cariño es tan fuerte que no pude
hacerlo realmente, no puedo odiarlo a pesar de todo.
“…Cariño
mis padres me han localizado, siguen insistiendo. Sé que en este punto ya no debe
de importarte lo que pase conmigo pero tengo la necesidad de escribirte y
ponerte al tanto. Debería guardármelo para mí ¿cierto? Pero sabes que no soy
tan fuerte para ello, siempre fuiste mi confidente. Siento poner esto sobre tus
hombros de nuevo.
No
sé qué hacer, me han amenazado contigo… He tenido que mentir. Les he dicho que
te odio, que jugué contigo pero te puedo decir con el corazón en mano que todo
lo que dije en ese momento fue una vil mentira, lo hice para protegerte al
igual que todo lo que he hecho en este tiempo. Quizás traten de usarlo en mi
contra por ello he querido decírtelo por este medio.
Por
eso desde el principio he utilizado el manuscrito como medio de comunicación.
De esta manera ellos no se enterarán, si supieras el montón de malabares que
tengo que hacer día con día para enviar una carta.
¡Oh,
lo siento! No quiero hacerte sentir mal, solo que bueno tú sabes como soy…”
No, no sé cómo eres. Dejé de saberlo en aquel momento.
Quité la vista del punto inexistente sobre mi pared. De nuevo
tomé la pluma con fuerza, dispuesta esta vez a dejar fluir mi pensar. Pero las
palabras que se apoderaron de mi mente hicieron que me tambaleara.
“…He
tenido que huir nuevamente, pero esta vez puedo asegurarte que todo está
mejorando. Renuncié a todo lo que mi apellido puede ofrecerme. Ante la ley, a
los que alguna vez llamé padres ya no lo son más para mí. Ahora podré volver a
ti. Pero, ¿aún quieres que lo haga? Deseo con todo mi corazón que sea de
aquella manera…”
Y todo por mí, no me mintió en ningún momento. Había
renunciado a todo, a causa de mí. ¿Y yo? Bueno, a pesar de ser una cobarde y no
haber podido leer aquellas cartas antes también era una egoísta porque quería
que aún siguiera esperando mi respuesta. ¿Podrá llegarle? ¿Aún seguirá esperando?
Las palabras fluyeron tan rápido esta vez, después de
todo la tercera es la vencida. Dejé salir cada sentimiento en forma de letras.
Le hice saber que estaba arrepentida por haberle hecho esperar. Que me
arrepentía de todo, de no haber podido responder antes. De cada pensamiento
negativo dirigido hacia él e incluso le hice saber que si aún sentía algo por
mí yo también estaba más que dispuesta a dejar todo.
Guardé cuidadosamente aquel papel en un sobre en blanco y
a continuación escribí la dirección que estaba en aquellas últimas cartas. Me
recosté en la cama esperando paciente el amanecer para al fin poder llevar
aquello al final y aunque no pude pegar ojo en toda la noche salí de casa con
una sonrisa.
Me dirigí directo a dejar la carta. Y en el local una
señora me miró con amabilidad mientras la depositaba. Como si supiera lo que
aquello significaba. Caminé de nuevo a mi casa ahora con un nerviosismo
instalado en cada parte de mi cuerpo ante la inminente espera.
Los días pasaron, todos los días revisaba mi correo y
nada. Habían pasado ya casi tres semanas desde que la envíe. Mis esperanzas
disminuían con el pasar del tiempo. Quizás estuvo mal el haberlo hecho, quizás
abrí viejas heridas en él, tal vez por eso dejó de escribir. Quizás quería
olvidarme y yo le había hecho recordar. Me sentí tan mal que tuve que sentarme
en la primera silla que vi.
Mi corazón latía con tal furia que tuve miedo que me
abandonara. Mi respiración vaciló. Y mis sentidos fallaron.
Escuché el timbre de la casa. Inhalé y exhalé tan
profundo como pude intentando recuperarme. Miré la puerta y como por aquella
pequeña rendija se deslizaba una carta. Me paralicé por unos segundos pero
inmediatamente corrí hacia ella.
¡Era su dirección! La abrí tan rápido como pude pero mis
sentidos se pararon de nueva cuenta. Aquella carta no estaba escrita con su
letra, ¡ni siquiera estaba hecha a mano! El miedo me invadió. Volví a revisar
el remitente, no había ningún error.
“He
esperado tu respuesta durante todo este tiempo, me alegro de sobremanera el que
al fin hayas respondido aquella serie de cartas que se mandó hace algún tiempo.
Quizás
te tardaste un poco debo admitirlo, pero en serio estoy profundamente
agradecido el que lo hayas hecho.
Pero,
dios no sé cómo decirlo. Creo que te diste cuenta en el momento en que abriste
el sobre que algo andaba mal. Si, algo anda realmente mal. El tiempo que
esperaste fue lo que lo empeoró.
No,
no quiero hacerte sentir mal. Quizás el destino lo quiso de aquella manera.
Quizás todo esto fue en vano.
Bueno,
es mejor que lo diga o más bien escriba. Debes estar cansada de leer que le doy
demasiadas vueltas a esto, pero es difícil dar esta noticia.
No
soy Josh, como te has imaginado desde el principio. Soy un amigo de él. Él
no pudo escribirte…y tampoco leerte.
Pero puedo asegurarte que estaría muy feliz de haberlo podido hacer…”
Mi corazón se paró y las lágrimas comenzaron a salir de
mis ojos, tiré aquella carta mientras mi
cuerpo resbalaba a través de la pared hasta el suelo. No, no, no. Eso no era
posible. ¡No! ¡Él no! Fui una cobarde, una tonta, una idiota. ¿Cómo pude
esperar todo este tiempo? Si tan solo hubiese apoyado su idea, si tan solo
hubiese creído en él desde el principio todo esto no estuviera pasando. Las
palabras me estaban consumiendo, se apoderaron de mi mente.
Aquella carta
terminó de deshacer todo mi corazón. Mientras se reproducía una y otra vez en
mi cabeza.
“Él no envió más cartas por la simple razón de
que decidió ir por ti. Ese mismo día en que envió la última, subió a un avión
dispuesto a hacerlo, te rogaría si hubiese sido necesario, estaba dispuesto a
todo con tal de recuperarte. Él te ama, puedo asegurártelo. Esté donde esté, él
lo sigue haciendo…
Por
desgracia no pudo si quiera intentarlo. Él, él... murió. El avión nunca llegó a
su destino. Lamento no haberte dicho antes, pero él pidió que no lo hiciera. Es
como si hubiese presentido que moriría en aquel avión porque sus últimas
palabras antes de partir fueron:
Si
llego a fallar en todo esto, por favor no le hagas saber de ello. A partir de
este momento, todo contacto con ella ha muerto. Preferiría que piense que dejé
de enviarle cartas porque me rendí a que sepa que fallé o morí en el intento.
Pero
no podía con esto, esperé a que algún día respondieras a todo aquello que
envió. No quería arriesgarme a saber que tú le habías superado y si te enviaba
alguna carta sobre su muerte abriera
heridas. Es por ello que esperé tu respuesta, y sabes, me alegro que lo hayas
hecho porque al fin puedo decirte lo que vi en él durante todo el tiempo que
estuve a su lado.
Él
te amaba, te amaba con todo su ser. Eras la razón de que respirara, eras su
mundo, su todo. Quizás no pudo ser en esta vida pero yo sé que sus almas están
entrelazadas y que en otra vida podrán estar juntos. Su amor es tan grande que
podrá superar hasta la barrera de la muerte. Por ello te pido que vivas, no
hagas ninguna locura por esta noticia. Lo que menos hubiese querido Josh es que
lo siguieras, sé que él hubiese querido que fueras feliz que siguieras con tu
vida porque de otra manera su sacrificio sería en vano.
Me
despido, lamento ser el portador de esta noticia. Pero de nuevo te agradezco
que aún tengas a mi amigo en tu corazón, que después de todo, lo que hizo haya
valido la pena. Sé feliz, sigue con tu vida…
Francis.”
Y de aquella manera mi mundo se vino abajo, el tiempo no
perdona a nadie. Ni siquiera a los amantes separados, las almas gemelas que por
desgracia se encontraron en situaciones imposibles. Quizás Francis tenga razón,
todo en esta vida tiene su razón. Quizás no era nuestro turno el estar juntos,
por lo menos no en esta vida. Por ello sé que nuestras almas se volverán a
juntar algún día, porque están tan entrelazadas que eso será posible.
Una última lágrima más resbala por mi rostro mientras
tomo la última carta escrita por Josh.
“Bueno,
estoy tan loco que puedo asegurarte que iré por ti en estos momentos. Espero verte
con una sonrisa en tus labios y que tengas muchos golpes que darme. Te amo, te
amo tanto pequeña…
Con
amor, tu Josh.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario