viernes, 23 de mayo de 2014

Cartas...

Tururur... según yo ya había subido del mes de mayo pero parece que no :3
Con tanto alboroto pues ni tiempo para esto. 
Mi hermoso y cachetón hermano ganó plata en un nacional de matemáticas y pues uno orgulloso y dándole vuelta a presumirlo por todos lados (8 jejeje y aquí no me podía faltar xD
Pero bueno aquí les dejo el escrito del mes :3 tururururu no tengo ganas de escribir mucho de mi vida así que ñe...

Título: Cartas
Género: Drama, angustia.
Tipo: Oneshot
No. de palabras: 2.017

 Cartas.

  Es la 1 de la madrugada, la única luz que me da visión de mi alrededor es mi computadora. Mantengo la música a un volumen que mis oídos acepten pero que a la vez me saquen de la realidad. No puedo dormir y mi mente no me ayuda. Tengo demasiadas ideas en la cabeza.
Sostengo una pluma y una hoja de papel. Intento plasmar las ideas en esta, porque simplemente deseo contestar. Después de un mes he decidido hacerlo, quito los audífonos de mis oídos y me siento frente a la mesa. No hay nadie que me pueda interrumpir, en la casa no hay ninguna otra alma más que la mía.

  Coloco la punta de la pluma en la hoja, dispuesta a escribir. Pero las palabras que llenaban mi mente tan solo unos segundos atrás me abandonan. Maldigo por lo bajo, saco del cajón un sobre y deslizo la hoja que está perfectamente doblada.

  Leo por lo bajo, mi cara no tiene ninguna expresión a simple vista cuando me dispongo a leerla. Pero si alguien me conociera reconocería aquel pequeño tic sobre mi ceja izquierda o incluso el movimiento rápido de mis pupilas. 

“¿Hola?

  Sé que debes estar preguntándote la razón de esta carta. Debes estar odiándome en estos momentos, lo sé pero por lo menos lee hasta el final.

   Lamento mucho, en serio mucho, lo que te hice. Sé que el haberme largado de aquella forma no fue la mejor manera de solucionar todo esto. Pero vamos, tú y yo sabíamos que esto iba a empeorar. ¿Mis padres te han buscado? Espero que no, creo que con esto que hice lo dejaron de hacer.

  Perdón por largarme al otro lado del mundo, créeme solo será un tiempo. Pienso regresar por ti…”

  La sonrisa que está sobre mis labios es sarcástica. Volver por mí, si claro cómo no. Esta carta tiene más de dos años escrita al igual que todas las hojas en aquel cajón, y hasta hace un mes me decidí por leerlas. Estaba tan dolida ante su marcha que quería eliminar todo rastro de él, pero vaya voluntad la mía que de estos pequeños papeles no pude deshacerme a pesar de no haberlos leído.

  No había lágrimas cuando las releías, solo sonrisas tan fingidas que cualquiera se daría cuenta. Me muerdo el labio inferior mientras mi vista está fija en un punto inexacto. Muevo la pluma entre mis dedos y las palabras escritas vuelven a mi memoria.

  “…¿No me contestarás? Bueno creo que me lo merezco.

  Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos ¿cierto? ¿Me extrañas? Yo lo hago, de una forma casi enfermiza. Podría jurar que te vi en la tienda que esta frente al lugar donde me quedo la semana pasada. ¡Dios! Solo él sabe cuánto te extraño realmente.

  Te extraño tanto que a veces quisiera mandar todo al demonio e ir por ti en cualquier momento… Pero sé que si lo hago todo esto no habría funcionado y nuestro sufrimiento sería en vano...”

  Hablaba de manera en que me sonaba a manada. ¿Él sufriendo? ¡Por supuesto y yo todavía me chupo el dedo! ¿Qué si lo extraño? Cada segundo de mi vida, por desgracia a pesar del odio que pude llegar a sentir por él cuando supe de su huida mi cariño es tan fuerte que no pude hacerlo realmente, no puedo odiarlo a pesar de todo.

  “…Cariño mis padres me han localizado, siguen insistiendo. Sé que en este punto ya no debe de importarte lo que pase conmigo pero tengo la necesidad de escribirte y ponerte al tanto. Debería guardármelo para mí ¿cierto? Pero sabes que no soy tan fuerte para ello, siempre fuiste mi confidente. Siento poner esto sobre tus hombros de nuevo.

  No sé qué hacer, me han amenazado contigo… He tenido que mentir. Les he dicho que te odio, que jugué contigo pero te puedo decir con el corazón en mano que todo lo que dije en ese momento fue una vil mentira, lo hice para protegerte al igual que todo lo que he hecho en este tiempo. Quizás traten de usarlo en mi contra por ello he querido decírtelo por este medio.

  Por eso desde el principio he utilizado el manuscrito como medio de comunicación. De esta manera ellos no se enterarán, si supieras el montón de malabares que tengo que hacer día con día para enviar una carta.

  ¡Oh, lo siento! No quiero hacerte sentir mal, solo que bueno tú sabes como soy…”

  No, no sé cómo eres. Dejé de saberlo en aquel momento.

  Quité la vista del punto inexistente sobre mi pared. De nuevo tomé la pluma con fuerza, dispuesta esta vez a dejar fluir mi pensar. Pero las palabras que se apoderaron de mi mente hicieron que me tambaleara.

  “…He tenido que huir nuevamente, pero esta vez puedo asegurarte que todo está mejorando. Renuncié a todo lo que mi apellido puede ofrecerme. Ante la ley, a los que alguna vez llamé padres ya no lo son más para mí. Ahora podré volver a ti. Pero, ¿aún quieres que lo haga? Deseo con todo mi corazón que sea de aquella manera…”

  Y todo por mí, no me mintió en ningún momento. Había renunciado a todo, a causa de mí. ¿Y yo? Bueno, a pesar de ser una cobarde y no haber podido leer aquellas cartas antes también era una egoísta porque quería que aún siguiera esperando mi respuesta. ¿Podrá llegarle? ¿Aún seguirá esperando?

  Las palabras fluyeron tan rápido esta vez, después de todo la tercera es la vencida. Dejé salir cada sentimiento en forma de letras. Le hice saber que estaba arrepentida por haberle hecho esperar. Que me arrepentía de todo, de no haber podido responder antes. De cada pensamiento negativo dirigido hacia él e incluso le hice saber que si aún sentía algo por mí yo también estaba más que dispuesta a dejar todo.

  Guardé cuidadosamente aquel papel en un sobre en blanco y a continuación escribí la dirección que estaba en aquellas últimas cartas. Me recosté en la cama esperando paciente el amanecer para al fin poder llevar aquello al final y aunque no pude pegar ojo en toda la noche salí de casa con una sonrisa.

  Me dirigí directo a dejar la carta. Y en el local una señora me miró con amabilidad mientras la depositaba. Como si supiera lo que aquello significaba. Caminé de nuevo a mi casa ahora con un nerviosismo instalado en cada parte de mi cuerpo ante la inminente espera.

  Los días pasaron, todos los días revisaba mi correo y nada. Habían pasado ya casi tres semanas desde que la envíe. Mis esperanzas disminuían con el pasar del tiempo. Quizás estuvo mal el haberlo hecho, quizás abrí viejas heridas en él, tal vez por eso dejó de escribir. Quizás quería olvidarme y yo le había hecho recordar. Me sentí tan mal que tuve que sentarme en la primera silla que vi.

  Mi corazón latía con tal furia que tuve miedo que me abandonara. Mi respiración vaciló. Y mis sentidos fallaron.

  Escuché el timbre de la casa. Inhalé y exhalé tan profundo como pude intentando recuperarme. Miré la puerta y como por aquella pequeña rendija se deslizaba una carta. Me paralicé por unos segundos pero inmediatamente corrí hacia ella.

  ¡Era su dirección! La abrí tan rápido como pude pero mis sentidos se pararon de nueva cuenta. Aquella carta no estaba escrita con su letra, ¡ni siquiera estaba hecha a mano! El miedo me invadió. Volví a revisar el  remitente, no había ningún error.

  “He esperado tu respuesta durante todo este tiempo, me alegro de sobremanera el que al fin hayas respondido aquella serie de cartas que se mandó hace algún tiempo.

  Quizás te tardaste un poco debo admitirlo, pero en serio estoy profundamente agradecido el que lo hayas hecho.

  Pero, dios no sé cómo decirlo. Creo que te diste cuenta en el momento en que abriste el sobre que algo andaba mal. Si, algo anda realmente mal. El tiempo que esperaste fue lo que lo empeoró.

  No, no quiero hacerte sentir mal. Quizás el destino lo quiso de aquella manera. Quizás todo esto fue en vano.

  Bueno, es mejor que lo diga o más bien escriba. Debes estar cansada de leer que le doy demasiadas vueltas a esto, pero es difícil dar esta noticia.

  No soy Josh, como te has imaginado desde el principio. Soy un amigo de él. Él no  pudo escribirte…y tampoco leerte. Pero puedo asegurarte que estaría muy feliz de haberlo podido hacer…”

  Mi corazón se paró y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos,  tiré aquella carta mientras mi cuerpo resbalaba a través de la pared hasta el suelo. No, no, no. Eso no era posible. ¡No! ¡Él no! Fui una cobarde, una tonta, una idiota. ¿Cómo pude esperar todo este tiempo? Si tan solo hubiese apoyado su idea, si tan solo hubiese creído en él desde el principio todo esto no estuviera pasando. Las palabras me estaban consumiendo, se apoderaron de mi mente. 
Aquella carta terminó de deshacer todo mi corazón. Mientras se reproducía una y otra vez en mi cabeza.

   “Él no envió más cartas por la simple razón de que decidió ir por ti. Ese mismo día en que envió la última, subió a un avión dispuesto a hacerlo, te rogaría si hubiese sido necesario, estaba dispuesto a todo con tal de recuperarte. Él te ama, puedo asegurártelo. Esté donde esté, él lo sigue haciendo…

  Por desgracia no pudo si quiera intentarlo. Él, él... murió. El avión nunca llegó a su destino. Lamento no haberte dicho antes, pero él pidió que no lo hiciera. Es como si hubiese presentido que moriría en aquel avión porque sus últimas palabras antes de partir fueron:

  Si llego a fallar en todo esto, por favor no le hagas saber de ello. A partir de este momento, todo contacto con ella ha muerto. Preferiría que piense que dejé de enviarle cartas porque me rendí a que sepa que fallé o morí en el intento.

  Pero no podía con esto, esperé a que algún día respondieras a todo aquello que envió. No quería arriesgarme a saber que tú le habías superado y si te enviaba alguna carta sobre su  muerte abriera heridas. Es por ello que esperé tu respuesta, y sabes, me alegro que lo hayas hecho porque al fin puedo decirte lo que vi en él durante todo el tiempo que estuve a su lado.

  Él te amaba, te amaba con todo su ser. Eras la razón de que respirara, eras su mundo, su todo. Quizás no pudo ser en esta vida pero yo sé que sus almas están entrelazadas y que en otra vida podrán estar juntos. Su amor es tan grande que podrá superar hasta la barrera de la muerte. Por ello te pido que vivas, no hagas ninguna locura por esta noticia. Lo que menos hubiese querido Josh es que lo siguieras, sé que él hubiese querido que fueras feliz que siguieras con tu vida porque de otra manera su sacrificio sería en vano.

  Me despido, lamento ser el portador de esta noticia. Pero de nuevo te agradezco que aún tengas a mi amigo en tu corazón, que después de todo, lo que hizo haya valido la pena. Sé feliz, sigue con tu vida…
Francis.”

  Y de aquella manera mi mundo se vino abajo, el tiempo no perdona a nadie. Ni siquiera a los amantes separados, las almas gemelas que por desgracia se encontraron en situaciones imposibles. Quizás Francis tenga razón, todo en esta vida tiene su razón. Quizás no era nuestro turno el estar juntos, por lo menos no en esta vida. Por ello sé que nuestras almas se volverán a juntar algún día, porque están tan entrelazadas que eso será posible.

  Una última lágrima más resbala por mi rostro mientras tomo la última carta escrita por Josh.
“Bueno, estoy tan loco que puedo asegurarte que iré por ti en estos momentos. Espero verte con una sonrisa en tus labios y que tengas muchos golpes que darme. Te amo, te amo tanto pequeña…
Con amor, tu Josh.”