domingo, 26 de octubre de 2014

TAEMIN 태민_괴도 (Danger)_Music Video


Y la publicación de este mes :3 un vídeo de uno de mis brillositos favoritos, el lindo y crecido macknae de SHINee... Uno tiene que apoyarlo para que entre a la dominación de youtube y que se vea y se premie su trabajo (: Lee TaeMin

domingo, 21 de septiembre de 2014

No siempre hay un mañana.

 Dejé pasar un mes, ugh. Siempre pasa eso, las distracciones pueden más que mi desahogo. 
  En estos momentos, la garganta me está matando. Y me está dando vueltas muchas cosas que anoche no me dejaron dormir como debería, aunque me desahogué un rato con mi neechan e incluso jugué Street fighter no es suficiente. No sé cómo sentirme al respecto con algunas cosas... bueno ahora lo sé.Tan solo unos minutos que dejé para escribir y contestar me di cuenta de algo. No vale la pena que me esté comiendo la cabeza, ahora sé que el que ya no me sienta tan culpable es lo mejor de todo. Fin, lo dije me puedo encargar de no volver a aparecer en frente, a no recordar y decir  adiós. Bueno creo que es más claro ahora... Ya dirá el tiempo lo que pasará :3
Mientras tanto, subo este pequeño relato. Una idea que me cruzaba cada que caminaba por las calles en la noche después de un entrenamiento, una idea que necesitaba sacarla en forma de escrito para sacarla de mi cabeza y pues este es el resultado. Corto. Pero al final de cuentas una idea plasmada en palabras.  

No siempre hay un mañana.

  Todo era risa y diversión, la noche había caído sobre aquel pequeño grupo de amigos. Y era hora de dispersarse para ir a casa. Poco a poco fueron despidiéndose, había sido un día grandioso. Nada podía ir mal claro estaba. Eso era lo que creía.

  Y con una sonrisa se despidió de aquel último par que permanecía allí. Se hizo la valiente al declinar la oferta de ser acompañada. Total había caminado por aquellas calles tantas veces ya que el miedo se había desvanecido tiempo atrás.

  Dio un paso hacia su destino y sintió aquella necesidad de dar vuelta y despedirse con un abrazo de sus amigos. Pero no lo hizo, total el día siguiente los vería… ¿Cierto?

  Ya llevaba una cuadra caminada, faltaba cada vez menos para llegar a aquella parada donde tomaría el bus. Una canción le rondaba en la cabeza, era su canción favorita. Desvió unos segundos la atención del camino para sacar los audífonos y escucharla, pero alguien le jaló. Adentrándola en un lugar tan poco iluminado.

  El miedo le invadió, sus ojos se abrieron por completo y su cuerpo se paralizó. Esa persona le dijo algo, pero estaba tan en blanco que no podía comprenderle.

 -Dame lo que traigas. –Repitió nuevamente aquel extraño.

  Ella negó, no traía realmente nada de valor. Realmente solo tenía para el pasaje e incluso su celular estaba tan gastado que no valía ni la pena. Metió las manos en sus bolsillos, tratando de hacerle ver que era inútil tratar de sacarle algo de valor. Pero él no desistió, pensando que algo tendría.

  Y un movimiento más, sintió aquel frío metal cerca de su cuerpo, una pequeña pero mortal arma blanca. Pasó saliva, el temblor en su cuerpo no se iba. Quiso llorar, pero simplemente no podía. Le imploró que le dejase, que realmente no tenía nada. Le dio el dinero, el celular, todo lo que podría considerarse de valor.

  Pero, con un demonio él seguía insistiendo. Quiso arrebatarle el pequeño bolso que tenía, pero como un flash recordó aquel pequeño objeto que estaba dentro de él. Una cosa sin valor para cualquiera pero que para ella significaba todo, un pequeñísimo colgante. Un regalo de hacia tanto tiempo atrás que se rehusó en dárselo. Entre tanto forcejeo, el tipejo se desesperó y sin pensarlo más encajó la navaja en el vientre ajeno.

  Ella sintió el metal abriéndose paso en su estómago una y otra y otra vez.

  Él huyó al darse cuenta de lo que había hecho, dejándola allí. Sola, en el suelo mientras trataba de parar el sangrado. Se sentía desesperada, las lágrimas comenzaron a salir. Palpó sus bolsillos en busca del móvil pero con temor recordó el momento en que lo cedió.

  Era tan estúpida, ¿Cómo había podido haberse puesto en aquella situación solo por aquel maldito colgante?

  Sonrió, metió la mano en la bolsa y lo sacó. Tan pequeño, pero tan importante. La vida se le iba mientras se dejaba caer a través de aquella fría pared hasta quedar sentada.

  No había nadie cerca, todo parecía tan oscuro, tan lejano. Tosió un poco y sonrió burlona al ver sangre en su mano. Al parecer era su hora. Ni siquiera tuvo tiempo para gritar, su voz se había ido. Cerró los ojos, recordando cada uno de los rostros que había visto solo unos minutos atrás. Todos aquellos chicos que consideró como sus hermanos, todos aquellos con los que vivió durante tanto tiempo. Y entonces se arrepintió de no haberse regresado para darles un último abrazo, de no haberles dicho lo importante que eran…

  Pero, ¿quién iba a pensar que todo sería así de rápido? ¿Qué ya no habría una segunda vez? ¿Qué el día de mañana ya no existiría para ella? Aquella fiesta sorpresa definitivamente quedaría arruinada por su culpa.

  Miró el cielo estrellado, sintió como su respiración se hacía cada vez más lenta, como el cansancio se apoderaba lentamente de su cuerpo. Un último suspiro y sus ojos se cerraron mientras la vida se le escapaba de entre los dedos…  


martes, 15 de julio de 2014

I Need You

Hola, hola~ 
Siguiendo las noches de insomnio, decidí subir este relato breve :3 
Aunque a decir verdad, ya tiene más de un año escrito. Solo esperé a que mi amiga Dracielle terminará con las imágenes.
Espero les guste :3 
¿Ahora sobre mí? Bueno no hay mucho que decir, solo que estoy en un debate mental. ¿Hacerlo o no? ¿Dejarlo ir o no? Cambiaría gran parte de mi vida, pero a veces siento que es necesario romper los lazos que te atan a personas que por más que las quieras terminan haciéndote daño sin pensarlo, ¿y por qué no? Uno también las daña sin quererlo... Solo unos días más quizás, solo unos meses, un año... ¿Otra oportunidad? ¿Un hasta luego o un adiós para siempre? ¿El destino nos juntará o simplemente es hora de que los caminos se separen para siempre? 
Bueno el tiempo lo dirá. Solo espero elegir lo correcto...




 I Need You.


  Abrió los ojos ante el ruido insistente del aparato que se localizaba a su lado. Con un poco de enojo, debido a que aquel ruido infernal había interrumpido su hermoso sueño, contestó dispuesto a maldecir a la persona que osaba interrumpir su descanso nocturno a las 2:35 de la madrugada. Estuvo a punto de comenzar a gritar pero los sollozos que se escuchaban al otro lado de la línea le callaron antes de empezar siquiera.

-Te necesito.-A penas un suave susurro de aquella hermosa voz, sintió como su corazón se partía en mil pedazos dejando un doloroso rastro en su pecho.

  Ni siquiera contestó. Salió de su cama de un solo salto y, colocándose los primeros zapatos que encontró, corrió hacia aquella casa en la que lo esperaban. Al llegar no necesitó tocar la puerta, por su mente no pasó ni la idea. En cambio, se dirigió al patio trasero donde se encontró con aquel frondoso árbol el cual se dispuso a trepar. Cayó rápidamente hasta su destino. Acostumbrado entró por aquella ventana ya abierta, de la cual salía el ruido casi inaudible del llanto.

  Su respiración estaba agitada por aquella carrera de hacia unos minutos. Pero esta paró cuando vio aquella figura sobre la cama. En la esquina, con sus rodillas recogidas mientras sus brazos las rodeaban y su cara escondida entre estos mientras los mechones de cabello caían deliberadamente.

  Quizás no era la primera vez que le veía de aquella manera, pero el solo hecho de pensar en aquella posibilidad le hervía la sangre. Se acercó con cautela, ya que su respiración volvió a su normalidad, a aquella pequeña figura lamentable sentándose al fin a su lado. Ella alzó la cabeza para verle, una triste sonrisa surcó sus labios rosáceos. Le lastimaba de sobremanera verle así pero aquel brillo en sus ojos sanaba un poco la herida que permanecía en su corazón cada vez que le miraba así. Ella sabía y confiaba en que siempre estaría cuando le necesitara, estando de esa manera en lo correcto. Él estaría siempre allí, a su lado.

  Pasó su brazo alrededor de sus hombros, atrayéndola hacia su cuerpo. No eran necesarias las palabras, solo estar de aquella manera les reconfortaba a ambos. Ella se sintió mejor al recibir aquel abrazo y al fin de sus labios salieron palabras.

-Es un idiota. -Musitó ya sin lágrimas que recorriesen su rostro, pero aún así se podía notar que había estado llorando por un largo rato.

-Mañana me las pagará. –La misma promesa de siempre…

  Se separó de su cuerpo sonriendo. Y con sus ojos le agradeció, dejando para él y solo para él aquel inaudible gracias proveniente desde el fondo de su corazón destrozado. Como le encantaba observar aquella sonrisa sobre sus labios, aquella que él solo podía conocer. Un pequeño instinto hizo que se acercara un poco más a sus labios pero fue cuando lo recordó. Rodeó su cuerpo nuevamente. Era lo único que podía hacer… Él solo era su amigo.    



Créditos imágenes Dracielle, es un amor (:

viernes, 23 de mayo de 2014

Cartas...

Tururur... según yo ya había subido del mes de mayo pero parece que no :3
Con tanto alboroto pues ni tiempo para esto. 
Mi hermoso y cachetón hermano ganó plata en un nacional de matemáticas y pues uno orgulloso y dándole vuelta a presumirlo por todos lados (8 jejeje y aquí no me podía faltar xD
Pero bueno aquí les dejo el escrito del mes :3 tururururu no tengo ganas de escribir mucho de mi vida así que ñe...

Título: Cartas
Género: Drama, angustia.
Tipo: Oneshot
No. de palabras: 2.017

 Cartas.

  Es la 1 de la madrugada, la única luz que me da visión de mi alrededor es mi computadora. Mantengo la música a un volumen que mis oídos acepten pero que a la vez me saquen de la realidad. No puedo dormir y mi mente no me ayuda. Tengo demasiadas ideas en la cabeza.
Sostengo una pluma y una hoja de papel. Intento plasmar las ideas en esta, porque simplemente deseo contestar. Después de un mes he decidido hacerlo, quito los audífonos de mis oídos y me siento frente a la mesa. No hay nadie que me pueda interrumpir, en la casa no hay ninguna otra alma más que la mía.

  Coloco la punta de la pluma en la hoja, dispuesta a escribir. Pero las palabras que llenaban mi mente tan solo unos segundos atrás me abandonan. Maldigo por lo bajo, saco del cajón un sobre y deslizo la hoja que está perfectamente doblada.

  Leo por lo bajo, mi cara no tiene ninguna expresión a simple vista cuando me dispongo a leerla. Pero si alguien me conociera reconocería aquel pequeño tic sobre mi ceja izquierda o incluso el movimiento rápido de mis pupilas. 

“¿Hola?

  Sé que debes estar preguntándote la razón de esta carta. Debes estar odiándome en estos momentos, lo sé pero por lo menos lee hasta el final.

   Lamento mucho, en serio mucho, lo que te hice. Sé que el haberme largado de aquella forma no fue la mejor manera de solucionar todo esto. Pero vamos, tú y yo sabíamos que esto iba a empeorar. ¿Mis padres te han buscado? Espero que no, creo que con esto que hice lo dejaron de hacer.

  Perdón por largarme al otro lado del mundo, créeme solo será un tiempo. Pienso regresar por ti…”

  La sonrisa que está sobre mis labios es sarcástica. Volver por mí, si claro cómo no. Esta carta tiene más de dos años escrita al igual que todas las hojas en aquel cajón, y hasta hace un mes me decidí por leerlas. Estaba tan dolida ante su marcha que quería eliminar todo rastro de él, pero vaya voluntad la mía que de estos pequeños papeles no pude deshacerme a pesar de no haberlos leído.

  No había lágrimas cuando las releías, solo sonrisas tan fingidas que cualquiera se daría cuenta. Me muerdo el labio inferior mientras mi vista está fija en un punto inexacto. Muevo la pluma entre mis dedos y las palabras escritas vuelven a mi memoria.

  “…¿No me contestarás? Bueno creo que me lo merezco.

  Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos ¿cierto? ¿Me extrañas? Yo lo hago, de una forma casi enfermiza. Podría jurar que te vi en la tienda que esta frente al lugar donde me quedo la semana pasada. ¡Dios! Solo él sabe cuánto te extraño realmente.

  Te extraño tanto que a veces quisiera mandar todo al demonio e ir por ti en cualquier momento… Pero sé que si lo hago todo esto no habría funcionado y nuestro sufrimiento sería en vano...”

  Hablaba de manera en que me sonaba a manada. ¿Él sufriendo? ¡Por supuesto y yo todavía me chupo el dedo! ¿Qué si lo extraño? Cada segundo de mi vida, por desgracia a pesar del odio que pude llegar a sentir por él cuando supe de su huida mi cariño es tan fuerte que no pude hacerlo realmente, no puedo odiarlo a pesar de todo.

  “…Cariño mis padres me han localizado, siguen insistiendo. Sé que en este punto ya no debe de importarte lo que pase conmigo pero tengo la necesidad de escribirte y ponerte al tanto. Debería guardármelo para mí ¿cierto? Pero sabes que no soy tan fuerte para ello, siempre fuiste mi confidente. Siento poner esto sobre tus hombros de nuevo.

  No sé qué hacer, me han amenazado contigo… He tenido que mentir. Les he dicho que te odio, que jugué contigo pero te puedo decir con el corazón en mano que todo lo que dije en ese momento fue una vil mentira, lo hice para protegerte al igual que todo lo que he hecho en este tiempo. Quizás traten de usarlo en mi contra por ello he querido decírtelo por este medio.

  Por eso desde el principio he utilizado el manuscrito como medio de comunicación. De esta manera ellos no se enterarán, si supieras el montón de malabares que tengo que hacer día con día para enviar una carta.

  ¡Oh, lo siento! No quiero hacerte sentir mal, solo que bueno tú sabes como soy…”

  No, no sé cómo eres. Dejé de saberlo en aquel momento.

  Quité la vista del punto inexistente sobre mi pared. De nuevo tomé la pluma con fuerza, dispuesta esta vez a dejar fluir mi pensar. Pero las palabras que se apoderaron de mi mente hicieron que me tambaleara.

  “…He tenido que huir nuevamente, pero esta vez puedo asegurarte que todo está mejorando. Renuncié a todo lo que mi apellido puede ofrecerme. Ante la ley, a los que alguna vez llamé padres ya no lo son más para mí. Ahora podré volver a ti. Pero, ¿aún quieres que lo haga? Deseo con todo mi corazón que sea de aquella manera…”

  Y todo por mí, no me mintió en ningún momento. Había renunciado a todo, a causa de mí. ¿Y yo? Bueno, a pesar de ser una cobarde y no haber podido leer aquellas cartas antes también era una egoísta porque quería que aún siguiera esperando mi respuesta. ¿Podrá llegarle? ¿Aún seguirá esperando?

  Las palabras fluyeron tan rápido esta vez, después de todo la tercera es la vencida. Dejé salir cada sentimiento en forma de letras. Le hice saber que estaba arrepentida por haberle hecho esperar. Que me arrepentía de todo, de no haber podido responder antes. De cada pensamiento negativo dirigido hacia él e incluso le hice saber que si aún sentía algo por mí yo también estaba más que dispuesta a dejar todo.

  Guardé cuidadosamente aquel papel en un sobre en blanco y a continuación escribí la dirección que estaba en aquellas últimas cartas. Me recosté en la cama esperando paciente el amanecer para al fin poder llevar aquello al final y aunque no pude pegar ojo en toda la noche salí de casa con una sonrisa.

  Me dirigí directo a dejar la carta. Y en el local una señora me miró con amabilidad mientras la depositaba. Como si supiera lo que aquello significaba. Caminé de nuevo a mi casa ahora con un nerviosismo instalado en cada parte de mi cuerpo ante la inminente espera.

  Los días pasaron, todos los días revisaba mi correo y nada. Habían pasado ya casi tres semanas desde que la envíe. Mis esperanzas disminuían con el pasar del tiempo. Quizás estuvo mal el haberlo hecho, quizás abrí viejas heridas en él, tal vez por eso dejó de escribir. Quizás quería olvidarme y yo le había hecho recordar. Me sentí tan mal que tuve que sentarme en la primera silla que vi.

  Mi corazón latía con tal furia que tuve miedo que me abandonara. Mi respiración vaciló. Y mis sentidos fallaron.

  Escuché el timbre de la casa. Inhalé y exhalé tan profundo como pude intentando recuperarme. Miré la puerta y como por aquella pequeña rendija se deslizaba una carta. Me paralicé por unos segundos pero inmediatamente corrí hacia ella.

  ¡Era su dirección! La abrí tan rápido como pude pero mis sentidos se pararon de nueva cuenta. Aquella carta no estaba escrita con su letra, ¡ni siquiera estaba hecha a mano! El miedo me invadió. Volví a revisar el  remitente, no había ningún error.

  “He esperado tu respuesta durante todo este tiempo, me alegro de sobremanera el que al fin hayas respondido aquella serie de cartas que se mandó hace algún tiempo.

  Quizás te tardaste un poco debo admitirlo, pero en serio estoy profundamente agradecido el que lo hayas hecho.

  Pero, dios no sé cómo decirlo. Creo que te diste cuenta en el momento en que abriste el sobre que algo andaba mal. Si, algo anda realmente mal. El tiempo que esperaste fue lo que lo empeoró.

  No, no quiero hacerte sentir mal. Quizás el destino lo quiso de aquella manera. Quizás todo esto fue en vano.

  Bueno, es mejor que lo diga o más bien escriba. Debes estar cansada de leer que le doy demasiadas vueltas a esto, pero es difícil dar esta noticia.

  No soy Josh, como te has imaginado desde el principio. Soy un amigo de él. Él no  pudo escribirte…y tampoco leerte. Pero puedo asegurarte que estaría muy feliz de haberlo podido hacer…”

  Mi corazón se paró y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos,  tiré aquella carta mientras mi cuerpo resbalaba a través de la pared hasta el suelo. No, no, no. Eso no era posible. ¡No! ¡Él no! Fui una cobarde, una tonta, una idiota. ¿Cómo pude esperar todo este tiempo? Si tan solo hubiese apoyado su idea, si tan solo hubiese creído en él desde el principio todo esto no estuviera pasando. Las palabras me estaban consumiendo, se apoderaron de mi mente. 
Aquella carta terminó de deshacer todo mi corazón. Mientras se reproducía una y otra vez en mi cabeza.

   “Él no envió más cartas por la simple razón de que decidió ir por ti. Ese mismo día en que envió la última, subió a un avión dispuesto a hacerlo, te rogaría si hubiese sido necesario, estaba dispuesto a todo con tal de recuperarte. Él te ama, puedo asegurártelo. Esté donde esté, él lo sigue haciendo…

  Por desgracia no pudo si quiera intentarlo. Él, él... murió. El avión nunca llegó a su destino. Lamento no haberte dicho antes, pero él pidió que no lo hiciera. Es como si hubiese presentido que moriría en aquel avión porque sus últimas palabras antes de partir fueron:

  Si llego a fallar en todo esto, por favor no le hagas saber de ello. A partir de este momento, todo contacto con ella ha muerto. Preferiría que piense que dejé de enviarle cartas porque me rendí a que sepa que fallé o morí en el intento.

  Pero no podía con esto, esperé a que algún día respondieras a todo aquello que envió. No quería arriesgarme a saber que tú le habías superado y si te enviaba alguna carta sobre su  muerte abriera heridas. Es por ello que esperé tu respuesta, y sabes, me alegro que lo hayas hecho porque al fin puedo decirte lo que vi en él durante todo el tiempo que estuve a su lado.

  Él te amaba, te amaba con todo su ser. Eras la razón de que respirara, eras su mundo, su todo. Quizás no pudo ser en esta vida pero yo sé que sus almas están entrelazadas y que en otra vida podrán estar juntos. Su amor es tan grande que podrá superar hasta la barrera de la muerte. Por ello te pido que vivas, no hagas ninguna locura por esta noticia. Lo que menos hubiese querido Josh es que lo siguieras, sé que él hubiese querido que fueras feliz que siguieras con tu vida porque de otra manera su sacrificio sería en vano.

  Me despido, lamento ser el portador de esta noticia. Pero de nuevo te agradezco que aún tengas a mi amigo en tu corazón, que después de todo, lo que hizo haya valido la pena. Sé feliz, sigue con tu vida…
Francis.”

  Y de aquella manera mi mundo se vino abajo, el tiempo no perdona a nadie. Ni siquiera a los amantes separados, las almas gemelas que por desgracia se encontraron en situaciones imposibles. Quizás Francis tenga razón, todo en esta vida tiene su razón. Quizás no era nuestro turno el estar juntos, por lo menos no en esta vida. Por ello sé que nuestras almas se volverán a juntar algún día, porque están tan entrelazadas que eso será posible.

  Una última lágrima más resbala por mi rostro mientras tomo la última carta escrita por Josh.
“Bueno, estoy tan loco que puedo asegurarte que iré por ti en estos momentos. Espero verte con una sonrisa en tus labios y que tengas muchos golpes que darme. Te amo, te amo tanto pequeña…
Con amor, tu Josh.”  


sábado, 5 de abril de 2014

El destino lo quiso así.

Hola~ 
Nuevo mes, nuevo día (:
Ayer estuve de sentimental mientras veía una parte del stream del concierto de Shinee T-T y luego de dejar de sufrir y reírme porque están bien idiotitas me puse a ver los vídeos que tengo en mi compu y pues se reprodujo Goodbye summer de F(x) y no pude evitar escribir. 
Extraño mi Word, está lleno de faltas yo lo sé >< 
Y aunque ayer llené mi face de estados sobre Shinee también acá D: sé que algún día los conoceré, yo lo sé. Todo en esta vida es posible y eso sé que se cumplirá :D 
Bueno sin nada más que decir aquí les dejo esta cosa rara que salió ayer  a las dos de la madrugada x.x


El destino lo quiso así. 

La etiqueta de amigo es algo que he llegado a odiar... 

  Quizá el destino nos puso en el mismo camino por algo, estaba escrito que nos encontraríamos en aquel lugar. En aquellas cuatro paredes que se volvieron como nuestro segundo hogar. Eramos compañeros de curso, estuvimos juntos desde pequeños. Pasamos por tantas cosas que tendría que pasar más de una hora para terminar de rememorar cada uno de los recuerdos gratos que vienen a mi memoria. 

  He escuchado aquellas palabras de tus labios. Y mi corazón se ha roto. Pero yo solo sonrío ante tu felicidad. ¿Esto fue lo que sentiste cuando yo te lo dije? Debió haber sido horrible. 

  -Me pidió salir. -Brincas de felicidad, al fin aquel chico te lo había pedido. 

  Tu alegría superaba el dolor que sentía en el pecho, yo sonreí para que no sospecharas. No podía reclamarte, no tenía un por qué solo eramos amigos. Me había dado cuenta tan tarde de estos sentimientos que me superaban, de este cálido latir cada que estábamos juntos y cada que pensaba en ti. Era horrible saber que estaba etiquetado en la categoría que era incluso casi imposible de salir. Eramos mejores amigos. 

  Amigos y nada más. 
  
  Te fuiste a tu cita, me pediste que te diera el punto bueno. Y así fue o bueno eso intentó ser porque en el momento en que te vi salir de tu cuarto mi mente quedó en blanco y solo sentí mi palpitar desenfrenado. La belleza es algo que siempre te ha caracterizado y en aquel hermoso atuendo esta resaltaba aún más. Te fuiste más que feliz y yo me quedé a esperarte allí, igual siempre nos la pasábamos juntos y el hecho de que me quedara en tu casa era más que normal aunque tú no estuvieras. 

  Me dejé caer sobre el sofá cuando saliste por la puerta y logré salir de mi estado de shock. Era algo tonto esperar a que te arrepintieras y volvieras a mí, dándome una oportunidad. Suspiré, eso no pasaría y no pasó. 

  Ahora estamos paseando en bici, estás más alegre de lo normal. Tu felicidad sobrepasa lo normal. Y yo me contagio de esta, aún estando tan triste ante tu evidente rechazo no puedo evitar disfrutar cada momento a tu lado. Si tan solo te dieras cuenta. 

  Vamos baby, esto es algo que he comenzado a odiar. Esta amistad esta queriendo acabar con mi cordura. 

-Te quiero tanto. -Dices y mi corazón se vuelve loco de esperanzas.

-Y yo a ti. -Lo digo de verdad, me rodeas con tus bracitos y yo te correspondo. 

  Pero hay algo más aquí. No logro comprender porqué. Entonces veo tu cuello cuando te separas de mí. Es un dije, la mitad de un corazón. Caigo de nuevo en la realidad. Vamos, solo soy tu amigo y me haces creer que puedo ser algo más.

  Corres a mí, te ha dejado esperando por aquel estúpido negocio. Te consuelo. Amenazo con partirle la cara pero tú me lo impides. Además te promete que será la última vez. 

  Vamos, tú sabes que no es cierto. 
  
  Estamos sobre una banca en el parque, yo estoy sobre tus piernas mientras acaricias mis cabellos. Son estos los momentos en que pienso que vivo en un sueño donde tu me correspondes. Me alejo de la realidad y me voy lejos.

  Son tantos momentos, tantos recuerdos que me es imposible no enamorarme aún más de ti con cada día que pasa. Mi cuerpo duele al tener este secreto solo para mí. 

  ¿Pero sabes que es lo peor? No puedo hacer nada, no puedo hacer que le dejes porque para mi desgracia él es mi amigo. Si, mi amigo. Es todo tan cruel, la realidad pareciera que es la típica película romántica donde el amigo se enamora y al final quedan juntos. ¡Ja! Debo dejar de ver tantas películas de Hollywood. 

  Entonces ocurre, él me llama. Me reúno con él una cálida mañana que para mí se convirtió en el peor día de mi vida. Me pide ayuda. Y no solo eso me pide mi aprobación a su relación. 
Quiere dar un paso más. Me ha pedido tu mano. 

-Vamos, tienes que ayudarme. -Quisiera negarme. -Eres nuestro amigo, yo sé que quieres vernos felices. 

-Sino supiera que la amas de tal manera, podría decirte que no. -Me sincero pero él se lo toma en broma. 

-No seas así, que no soy ningún patán y tú lo sabes. 

-¿No le cambiarás nunca? ¿La amarás sobre todo? 

  Me mira y se hecha a reír, le miro amenazante y él se limita a decir que te hará la mujer más feliz del mundo. Termino aceptando. Todo va de mal en peor para mí. Lo sé. 

  Estamos en mi departamento, me estás presumiendo de tu próxima cita, yo solo río cuando debo. Te estoy dando la espalda mientras hago la comida. Y como si fuera algo ajeno a mí lo digo sin más.

-Yo podría ser un novio mejor para ti. -Listo, mi mente no había sido tan rápida como mi boca y eso había salido sin siquiera razonar y ver las consecuencias, no volteo a verte. Debes estar enfadada. El silencio es horrible, sonrío triste, era la respuesta que me esperaba. -Debo cambiar de tema, ¿verdad?

  Después de no soportarlo, recuerdo el favor que le tengo que hacer a él. Me volteo a verte, sigues con una cara de sorpresa. Te levanto del sillón y tú sigues sin decirme nada. 

-Vamos. -Es lo que me limito a decir. 

  Sales primero, yo me regreso para poder ir por mi celular que estaba sobre la mesita. Lo encuentro rápido y lo agarro pero algo llama mi atención. Es aquel dije que te pertenece. Lo sostuve entre mis manos. Sabía lo que significaba pero eso no era correcto. 

  Caminamos hasta aquel restaurante donde sabría que te perdería. Caminamos a aquella mesa reservada, entonces observé tu sonrisa después de todo. Esa sonrisa que era única, esa que solo me dedicabas solo a mí. Sirvo vino en cada copa. 

-¿Eres feliz? -Te preguntó, tus ojos brillan. 

-Si. 

-Mereces serlo. -Me acerco y te coloco el collar con todo el dolor del mundo, aspiro tu aroma por última vez porque sé que a partir de este momento lo mejor será alejarme. 

  Te sonrió y tú solo me miras con la sorpresa palpable en tu rostro angelical. Él llega, le cedo el asiento mientras me agradece.

  Salgo de allí con el corazón roto. Vaya vida la mía. Era tan ridículo todo, que comencé a reírme de mí y de todo lo que sucedía. De lo irónica que era la vida. 

  Pienso en lo que haré de ahora en adelante. Camino sin un rumbo fijo bajo aquel cielo estrellado. No tiene caso mirar atrás, era hora de olvidar. 

  Pero, aquella esperanza vuelve. Siento aquellos bracitos rodearme. Ahora yo soy el sorprendido. 

-Solo soy feliz a tu lado. -Aquellas palabras hacen que cada pedazo de mi corazón vuelva a su lugar. 

  Me volteo a verte, tu carita con aquel puchero me mata. Me acerco a tus labios y deposito un beso. Un hermoso beso que esperé años para hacer realidad, besé aquellos labios que tanto me llamaban por fin. Y mi felicidad aumentó cuando fui correspondido. 

-Te amo. -Confesé al fin. 

-Eres un tontito. -Le miró sorprendido. -Yo siempre te he amado. 

-Entonces...

-Quería olvidarte. 

-¿Lo lograste? 

-¿Crees que si hubiese podido hacerlo estaría aquí? -Preguntó con burla, yo negué. -Jamás podré olvidarme de ti, eres mi alma gemela.

-El destino lo quiso así. 

-No, nosotros lo quisimos así...

martes, 11 de marzo de 2014

Mejor amigo...

Pues... No tengo nada que decir. Solo que no quiero estudiar :3 

Mejor Amigo. 

  Las lágrimas caen de su rostro, mientras en su mano hay un poco de su camisa. Le quiere retener a su lado, le necesita ahora más que nunca. Pero sus palabras le duelen, no quiere hablar porque sabe que si lo hace las lágrimas harán que su voz decaiga. Se siente cruel al querer mantenerlo a su lado, pero quiere ser egoísta. Quiere que este a su lado. Le quiere a él, no ha otra persona en ese momento. Pero sus palabras le duelen, le hacen tambalear aún más en aquel estado. Trata de ser fuerte por fuera, pero por dentro esta destrozada. 

-Por favor déjame ir con ella.-Le duele de sobremanera escuchar aquellas palabras, intenta soportar una vez más las lágrimas traicioneras.

  De nuevo el recuerdo le sacude, le necesita a su lado pero aún así se separa. Quizás en otra ocasión aquello no le hubiese importado, quizás solo si no fuese ese día todo estaría bien. 

-¿Me dejas ir? -Le pregunta mientras separa los brazos de su cuerpo.

-Pero...

-No tendré otra oportunidad de hablar con ella... ¿Puedo?

  Traga saliva, asiente levemente porque sabe que su voz se quebrará si intenta hablar. Le ve alejarse y eso le destroza más. Por su mente solo pasan dos palabras.

Te necesito. 

  Pero no lo dice, se calla. Porque sabe que su dolor debería guardárselo para si, no debería exponerse y menos en aquel momento en que cualquiera podría verle. Se siente pequeña cuando aquella otra persona se sienta junto a ella. Se siente mal, tanto emocional como físicamente. No quiere saber de nada ni de nadie. Pero nuevamente el recuerdo no se va, haciendo que las lágrimas vuelvan, trata de aguantar los hipidos y la otra persona se preocupa. 

  Le dice entre susurros lo que pasa y esta solo le abraza. Arde en fiebre, se toma una pastilla pero igual se siente de la misma manera. Quiere dormir y entre lágrimas y escalofríos lo hace. Al final duerme de una forma intranquila pero lo hace. 

  Siente remordimiento de verse tan frágil ante aquellos que le vieron llorar y se preocuparon. Se siente inútil al no haber podido soportar hasta estar sola. Se siente tonta al haberle dicho que permaneciera a su lado. Pero se siente idiota al haber creído en sus palabras.

  Trata de ponerse en sus zapatos pero su lado egoísta es más fuerte, siente que no debió haberle dicho y se mantiene callada. Calla aquello que le duele, sabe que quizás eso debió haber pasado. Que también fue su culpa al hacerle elegir. El enojo, la tristeza pudo más.

  Se siente cada vez más alejada de él, su orgullo es más fuerte. No le habla, se enoja con facilidad. Le duele en ocasiones pero otras siente que es lo mejor. Se quiere alejar, quiere que se aleje porque su amistad no es la mejor. 

  Pero eso es solo su punto, no sabe lo que siente aquella otra persona. No sabe lo que piensa, no lo conoce... Llegó a un punto en el que ambos son dos extraños y ninguno hace nada por evitarlo. Se pierden en el abismo, se pierden entre las personas, sus lazos comienzan a desgastarse y sus promesas a romperse. 

  Cambian, como todo. Pero de nuevo vuelve a surgir algo, aún se estiman. Aún se quieren. Años de amistad no pueden irse por la borda. 

  Pero ella tiene aquella espina clavada, se siente traicionada. Se siente tonta.

-¿Qué piensas sobre si volvemos?

-¿Yo? Bueno, es tu vida no la mía. 

  Le duele nuevamente, cuando le necesitaba le dejó por ella. Porque no habría tiempo después, pero aparentemente el tiempo para ellos se acabó. Se desgastó. Pero vuelven a tratar de ser lo mismo, vuelven a querer ser amigos. Rompe su orgullo.
  
  Ella tiene miedo, se aleja porque no quiere que por ella su relación fracase. Ya una vez pasó, se refugia en otras amistades. Le ignora para que sea feliz. Frecuenta a otros amigos, se separan. 
  
  El orgullo y el miedo son más fuertes. Se siente como si no encajara, como si todo estuviera mal.

-Ella no quiere que te metas más en su relación. -Le dice una tercera persona. 

-No lo hago. 

  Le duele escuchar eso, se siente ofendida porque es lo que menos hace. Por eso se aleja más, quizás sea lo mejor. Pero se da cuenta que al final no puede, no quiere.  

  Dice que ya no le importa pero es todo lo contrario. Dice que le odia a su manera pero no es cierto. Dice que es mejor no verlo cuando quiere verle. 

  Espera verlo con ansias pero sabe que no pasará. El tiempo pasa, a ella le gusta un chico. Y vuelve a sonreír de nuevo, ya no espera verlo. Ya no se preocupa tanto por él. Ya no le afecta. 
El tiempo ha pasado volando, ese chico comienza a hacerle reír, a comprenderla, a hablar con ella. Hace que su mundo gire 360 grados, se siente mejor con él a su lado. Ya no busca los abrazos de aquel que se dice su mejor amigo. Busca los de ese chico porque es ahora en los que se siente segura. 

-Eres y seguirás siendo mi mejor amigo. Y si algún día dejamos de hablarnos. Nadie podrá ocupar ese lugar.-Lo dice de corazón, no miente. 


  Porque es la verdad, por algo le eligió, por algo decidió que sería él y no otro. Por ese algo rompe su orgullo y dice que su amistad no puede verse afectada por aquello. Desea que sea feliz, no le gusta verlo triste, odia que pase eso. Por ello vuelve a su lado, porque si su amistad puede con eso podrá con muchas otras dificultades. Solo quizás, aquella espina se vaya algún día. Solo quizás vuelva a conocerlo, a encontrar a aquel chico que adoró tanto, a aquel que llamó mejor amigo...


jueves, 27 de febrero de 2014

¿Existen las segundas oportunidades?

Ya es febrero~ 
Y ya casi marzo. Insisto, el tiempo pasa deprisa. 
Subo esto antes de que termine el mes, es el último escrito que hice. Está raro y creo que tiene faltas pero mi word está muerto así que me da pereza revisarlo de nuevo D:
Espero les guste :3 No tengo nada para decir de mi vida esta vez (?) creo jeje

Título: ¿Existen las segundas oportunidades?
Tipo: Oneshot
Género: Drama, romances, yaoi~ 
Pareja: 2min 
Capítulos: 1
No. palabras: 1002

¿Existen las segundas oportunidades?

Un día cualquiera quizás, una caminata que hacia diario. En eso se resumía lo que realizaba en aquellos momentos. Algo de su rutina diaria que quiere dejar de lado. ¿Razón? Siente que todo se le esta saliendo de control. Voltea a la misma banca de hace como un año. Y allí se encuentra sentado aquel chico de cabello castaño que le cae sobre debajo del hombro. Con la cabeza hacia atrás, con sus ojillos cerrados mientras la luz del sol hace que su piel blanquecina se ilumine. Parece un ángel caído del cielo...

Trata de aumentar el paso pero sin duda alguna este día no podía clasificarse como los demás, se equivocó por completo al pensar de esa manera. Siempre tan patoso cuando se trataba de aquel chico. Sus pies se enredan por lo cual, cuando menos pensó, ya estaba besando el piso tan literalmente que sintió el ardor sobre su rostro y sus manos, que trataron de impedir que se diera por completo en toda la cara que simplemente resultó en un fracaso rotundo. 

Deseó que la tierra se lo tragase y lo peor del caso es que la vergüenza era tal que su cuerpo no respondía a esa necesidad de querer levantarse y salir corriendo ante la atenta mirada curiosa del muchacho que estaba a unos cuantos metros de él.  

Cuando al fin sus músculos y extremidades lograron hacerle caso a su cerebro, fue demasiado tarde... Por así decirlo. Aquel chico se había levantado en su auxilio. Su pequeña mano se extendió para ayudarle mientras se ponía en cunclillas. Y con demasiado nerviosismo, pena y vergüenza aceptó su ayuda. Sentía el escosor de las resientes heridas en su cuerpo pero sentía aún más el sonrojo que de seguro se estaba apoderando de sus mejillas hasta sus orejas. 

-¿Estás bien? -Su vocecilla se escuchaba preocupada, cuando al fin ambos estaban parados frente al otro. 

Solo se limitó a asentir, su voz le había dejado atontado. 

-¡Dios! Tienes sangre en las mejillas. -Levantó sus manos con las suyas y el asombro aumentó.-¡Incluso tus manos están sangrando! ¿cómo puedes estar bien?

-Gracias.-Fue lo único que salió de sus labios mientras apartaba rápidamente sus manos de las contrarias y salía corriendo de allí.

-¡Espera! -Pero no hizo caso omiso, siguió corriendo sin siquiera voltear a verle. Tenía que salir rápido de allí. 

Los ojos asombrados de ese chiquillo le habían hecho huir. Esto no estaba bien, en absoluto. Una cosa era admirar su belleza diariamente, una dosis de su droga favorita en pequeñas cantidades pero otra cosa es que su corazón comenzara a latir fuertemente con solo escuchar su voz y su cercanía. No estaba nada bien.

Los días siguieron, logró deshacer aquella rutina que no le hacía nada bien. Casi dos meses habían pasado desde aquella vez en que se tropezó con sus propios pies. La misma vergüenza había sido suficiente como para no querer pasarse nuevamente por allí, aumentándole el hecho de que había perdido aquella maravillosa oportunidad para poder saber si quiera su nombre. Se maldecía de vez en cuando, e incluso en sus sueños aparecía aquel ángel con su voz cantarina y sus ojillos avellanas. 

Había salido temprano de la universidad, y sus pasos le había llevado inconscientemente de nueva cuenta por aquel parque que había dejado en el olvido. Y aunque se lo negara, muy dentro de si, esperaba que aquel chiquillo estuviese allí de nuevo. Quería y rogaba que así fuera. Así que cuando llegó a aquella banca su corazón se rompió. No había nadie, ni rastros de él. Se maldició por haber sido tan cobarde y no haber aprovechado aquella oportunidad tan grandiosa. Aquel día que había salido sin querer de su rutina, dándole un giro inesperado a todo. 

Quisiera decir que esperó a que llegase pero realmente no fue así, o bueno no la parte en que el otro llegó. Porque siendo realista aquel muchacho jamás llegó. Un final triste, para aquel amor de pasada. Aquel amor que surgió del aire y de un pequeño desvío de mirada. Si, algo sumamente estúpido de su parte...

Caminó desganado a su departamento, la desilusión era tan grande que hasta el apetito y las ganas de ir a aquella fiesta de su amigo se esfumaron. Solo quería tirarse en su cama y no salir de allí hasta que la culpabilidad de haberle dejado con las palabras en la boca aquel día se fueran. 

Y estaba por ser así cuando sus llaves se cayeron y rodaron, gracias al extraño llavero en forma de balón, hasta la otra puerta. Caminó con paso desganado, mientras maldecía su suerte. 

-¿Son tuyas? -Alguien había sido más rápido y le habían ganado las llaves, se le hacía familiar aquella voz. 

Volteó rápidamente hacia este chico y juraría que aquel rostro se le hacía conocido, su corazón volvió a latir pero paró en seco cuando se dio cuenta que solo era una pequeña coincidencia. No era el mismo chico...

-Si. -Respondió con aire ausente, definitivamente no estaba de suerte. 

Aquellas historias de amor escritas en libros no eran más que basuras inventadas por personas que no conocían lo que era sufrir realmente por un amor no destinado. Y mucho menos unilateral. 

-¡Kai, se nos hace tarde! -Una tercera persona hizo acto de presencia. 

Pero era tarde, el pelinegro ya había entrado y su resignación no le dejó salir a ver que aquel tercero era el mismo chiquillo que le había ayudado aquella vez. 

Quizás si estaban destinados, quizás no. O tal vez el destino estaba jugando con ellos, y se estaba riendo de aquella manera cruel de ambos impidiéndoles tener una segunda oportunidad de reencontrarse... 

O quizás no. 

-Él es el nuevo hijo de Key. 

-Me llamo Lee TaeMin. 

-Choi MinHo. 

-Aún tiene un pequeño aruñon de aquella vez. 

Se tocó la mejilla, sonriendo. Aún permanecía después de un año. Quizás el destino solo había suspendido su segunda oportunidad por un largo tiempo siendo el castigo de no haber aprovechado la primera.  
   

domingo, 26 de enero de 2014

Segundos...

Nuevamente yo  por aquí... Y aún es enero.
Bueno esto se debe a que me di cuenta que está  muy abandonado... ¡Que bah! Realmente estaba haciendo mi tarea y no encuentro mi difumino así que la estoy evitando, tendré que comprar otro. Soy demasiado despistada, lo sé.
Esta vez les traigo un pequeño drabble (?) lo que sea. Es  muy corto. Es como un momento de vida. Si, experiencia propia quizás. Que más da (: Espero igual lo disfruten. Los personajes como siempre pueden imaginárselos como deseen. Son ambiguos, palabras de Dracielle (:  

Segundos. 

Juega con sus cabellos, una sensación de felicidad y nerviosismo le recorre el cuerpo al sentir su mano sobre su nuca. Sus mejillas están rojas, pero no las siente así. De pronto aquellos brazos le sorprenden y le abrazan. Tarda segundos en asimilar aquello y siente su corazón explotar mientras sus piernas quieren fallarle pero aun así corresponde al abrazo que se deshace un corto tiempo después.

-Te debo aún más. –Le susurra en su oído. 

Si antes creía que estaba soñando ahora necesitaba que le pellizcasen para que supiera que todo era verdad.

Se miran a los ojos mientras las sonrisas se apoderan de sus rostros. Él llevaba prisa pero aun así se detuvo unos segundos solo para saludarle. Sentía el palpitar del corazón incluso en su cabeza, no creía realmente que se detendría para dirigirse hacia donde estaba, incluso creyó que solo le saludaría con un movimiento rápido de mano y continuaría su camino pero, en cambio, habló unos segundos e incluso le abrazó. 

No sabía si era su día de suerte, pero solo eso bastó para ser feliz el resto del día. Le observó retirarse de una manera rápida aunque en sus ojos se leía que quería permanecer unos minutos más a su lado. Sus caritas de pucheros eran tan tiernas que quería mantenerlas en una foto pero solo se limitó a contestarle con otra. Y así en menos del tiempo que lo haría cualquier persona, o al menos así lo vio, desapareció entre los demás dirigiéndose al fin a su destino principal. 

Volteó a sus acompañantes que le miraban con unas sonrisas burlonas, solo se dedicó a cambiar el tema. Quería disfrutarlo si, pero quería ser egoísta tan solo unos momentos. Quería guardárselo para sí, por dentro era una mezcla de emociones que no sabía expresarlas y mucho menos quería compartirlas.

La sensación seguía allí y seguiría por un largo rato, incluso con solo esos cortos minutos que le tuvo enfrente bastaron para que estuviera en un mar de emociones positivas el resto del día. Dándose cuenta de aquella manera que estaba realmente hasta el fondo, hasta el cuello. Su vida sentimental estaba realmente jodida… Se había enamorado.